¿Cómo es posible que sea sólo una gran coincidencia pensar tanto en alguien durante el día, y que producto del azar te encuentres por la calle al individuo en cuestión? ¿Es matemáticamente posible encontrarte con un conocido en un lugar X poco concurrido, en una ciudad con millones de habitantes inesperadamente?¿O que de tanto mirar a alguien, este te devuelva la mirada como si tuviera ojos en la espalda?
Me dispongo a pensar, ya casi con certeza, que hay más sentidos de los sabemos y solemos aprender tan científicamente, (en realidad es una noción colectiva, por tanto casi un hecho). O que de alguna forma hay hilos invisibles dorados uniéndonos los pensamientos involuntariamente.
¿Qué sustancia será esa que aglutina las almas hasta hacerlas una, aunque no haya conexiones netamente físicas? ¿Pudiera funcionar tal vez como una especie de telepatía?
Por otro lado, están esas pequeñas coincidencias que te hacen sonreír. Despertar cantando una canción, prender la radio y que esté sonando rimbombante. Aprender una palabra nueva y en los días siguientes escucharla en boca de todos. Decir al mismo tiempo lo mismo que un extraño que viene caminando en dirección contraria. Son momentos de conexión cósmica, pero hay que estar atento para no dejarlos pasar.
Incluso sufro de conexiones más profundas con la gente extremadamente cercana. ¿Qué tan probable es estar pensando lo mismo al mismo tiempo, sin haber estado conversando del tema? Pero pasa, muy frecuentemente. ¿Soñar lo mismo que tu compañero de cama? Muy menos frecuente, pero me ha pasado.
“Las coincidencias no existen”. Lo creo firmemente. Y creo que el sentido de estas conexiones eléctricas en un día de estrés, es simplemente sacarte un suspiro o una devolverte la sonrisa que habías dejado olvidada.